sábado, 8 de septiembre de 2012

¡¡¡ Se acabó el papel !!!

Hay algunos imprescindibles en nuestra vida en los que no reparamos hasta que nos hacen falta; uno de ellos es, sin duda, el papel de baño. Supongo que alguna vez ha sido presa del terror y la desesperación al encontrar ese pequeño cilindro de cartón sin su acolchado recubrimiento, lo que lo ha movido a gritar con enfado y frustración: ¡el papeeel! 


 Antes de la invención del papel higiénico se utilizaban otros materiales como hojas de lechuga, pieles de animales, hierbas, hojas de coco o de maíz.

Por supuesto la zona donde se vivía determinaba el material de elección.


Los antiguos griegos se limpiaban con trozos de barro y piedras, mientras que los romanos lo hacían con esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada. Por su parte, los inuit optaban por musgo en verano y por nieve en invierno, y para las gentes de zonas costeras la solución procedía de las conchas marinas y las algas.


Los
romanos tenían otras soluciones. Las personas más pobres utilizaban los baños públicos, y su solución fue una esponja en un palo remojada en agua salada, se limpiaban convenientemente, y luego volvían a sumergir el palo en el cubo de agua salada. Tempranito, por la mañana, se cambiaba la cubeta por una limpia y, probablemente era el mejor momento para ir a hacer sus cosas. Los romanos más ricos utilizaban lana - mucho más suave - empapada en agua de rosas, que olía mucho mejor, pero que era probablemente menos eficaz para combatir los gérmenes. En la Edad Media, limpiarse con heno era muy común...

 
En la época isabelina, el papel fue mucho más usado, y los ricos comenzaron a usar papel y trapos. Los más pobres utilizaban los trapos sobrantes y los estadounidenses comenzaron a utilizar las mazorcas de maiz para limpiarse...
Los Hawaianos tenían la costumbre de usar las cáscaras de coco, tan incómodo como suena, y los esquimales no se quedaban atrás, porque usaban el musgo de la tundra y la nieve para eliminar los detritus.

En la América colonial eran las mazorcas de maíz, las conchas de mejillones fueron muy populares en las regiones costeras, así como unas buenas cáscaras de cocos en zonas como Hawai. Lugares menos templados como Francia, la realeza como Luis XIV utilizaba la lana para mayor comodidad, en cambio en la India y el mundo árabe se hizo muy popular el uso de la mano izquierda.

Algunos historiadores consideran esta razón porque para los árabes tradicionalmente, la mano izquierda era la mano sucia. En la tradición islámica se establece que se debe limpiar con piedras o terrones de la tierra, enjuague con agua y finalmente se secan con un paño de lino. 
Los primeros en crear y usar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el siglo II A.d.C. ya diseñaron un papel cuyo uso principal era el aseo íntimo. Varios siglos más tarde (allá por el siglo XVI), las hojas chinas de papel destacaban por su gran tamaño (medio metro de ancho por 90 centímetros de alto). Sin duda, estas hojas estaban en consonancia con la posición jerárquica de sus usuarios: los propios emperadores y sus cortesanos.



 En higiene personal las clases sociales estaban bien delimitadas. Los antiguos romanos de las clases pudientes utilizaban lana bien empapada en agua de rosas, mientras que la realeza francesa utilizaba nada menos que encaje y sedas. La hoja de cáñamo era el más internacional de los materiales utilizados por los ricos y poderosos.


 Cuando los periódicos se hicieron comunes en las primeras décadas de los 1700, el papel se convirtió en el material de elección, la gente simplemente lo colgaba de un clavo y tenía un suministro casi gratuito de páginas de papel absorbente.

 

Joseph C. Gayetty fue el primero en comercializar el papel higiénico allá por 1857. El producto primigenio consistía en láminas de papel humedecido con aloe, denominado “papel medicinal de Gayetty’, un auténtico lujo para los más hedonistas. El nuevo producto, de precio prohibitivo, se comercializaba bajo un visionario eslogan: “la mayor necesidad de nuestra era, el papel medicinal de Gayetty para el baño’.

En 1867 dos hermanos estadounidenses, llamados Edward y Clarence Scott, consiguieron popularizar en Estados Unidos el uso de un producto hoy universal, el papel higiénico, el éxito fue gracias a que ofrecían el producto en pequeños rollos. Una presentación en sociedad llena de obstáculos dados los muchos tabúes que rodeaban al nuevo producto. Por la época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del público en general.

Un uso que el progreso consiguió disminuir a finales de 1930
cuando las imprentas comenzaron a imprimir el papel brillante recubierto de arcilla…ya no era ni suave ni absorbente ... indudablemente había llegado la hora de la historia del papel higiénico,  ya nadie podía concebir la vida sin él. 

Pero el papel de los orígenes no era el producto suave y absorbente de nuestros días.
En 1935 se lanza un papel higiénico mejorado bajo el reclamo de “papel libre de astillas’. Esto nos hace deducir que lo habitual de la época era que el papel higiénico contara con alguna que otra impureza.
La importancia del papel higiénico en nuestros días es incuestionable,  incluso el Gobierno de los Estados Unidos lo reconoció en 1944. El motivo de dicho reconocimiento fue: “su heroico esfuerzo en el suministro a los soldados durante la II Guerra Mundial’.

Dicha importancia llegó a ser estratégica en la Operación Tormenta del Desierto de la Guerra del Golfo y el papel higiénico usado militarmente. El verde de los tanques estadounidenses contrastaba demasiado con las blancas arenas del desierto y no se contaba con el tiempo necesario para pintar los vehículos. Se optó por envolver los tanques en papel higiénico como técnica de camuflaje de última hora.



En los años 70 ocurrió un hecho que hizo temblar los cimientos de medio mundo… el papel higiénico está a punto de agotarse. La crisis del petróleo, con los miembros árabes de la OPEP al frente, intentaron establecer políticas de cuadruplicar precios,  esto produjo un pánico sin precedentes en el suministro de oro negro y con consiguiente una escasez de producción de papel higiénico.

Esta escasez del esencial comenzó dinamitado en cierta manera con un monólogo de Johnny Carson, un presentador de televisión y comediante que durante 30 años fue el showman televisivo de los hogares estadounidenses.

El 19 de diciembre de 1973, el gobierno federal estaba intentando conseguir ofertas de suministro de papel higiénico ya que posiblemente en unos meses podría escasear alarmantemente el producto.

Harold Froehlich, representante de Wisconsin en el Congreso, le resultó gracioso y decidió que Carson podía añadir una broma para su espectáculo del show de la noche. Y así fue,..en un momento de mayor audiencia, Carson dijo: ” ¿Ustedes saben lo que está desapareciendo de las estanterías de los supermercados? ¡¡Papel higiénico!!, hay una aguda escasez de papel higiénico en los Estados Unidos”.

Veinte millones de personas que vieron el show de Carson esa noche, salieron por la mañana desesperadamente en busca de provisiones de rollos de papel. Al mediodía del 20 de diciembre, prácticamente todas las tiendas de los Estados Unidos estaban fuera de stock, muchas de las tiendas intentaron reaccionar ante un trabajo tan valioso, pero no pudieron seguir el ritmo de la demanda.

Unos efectos que curiosamente también se dejaron sentir en países como La URSS, Gran Bretaña, Japón y Polonia entre otros, donde las colas en busca de preciado papel eran interminables.

Unas noches más tarde, Johnny Carson explicó que no había escasez, que todo fue producto de una exageración de la noticia sin pensar en los precedentes


¿Quien dijo que el papel higiénico no es cultura?
¿Si les gusta leer en el baño?, ya no hay excusas de olvidarse un libro en esos momentos “íntimos”: El escritor japonés Koji Suzuki, ha descubierto la solución.

La primera novela impresa en un rollo de papel higiénico en Japón vendió  80.000 ejemplares con solo un mes en el mercado.

La novela, que lleva por título Drop (gota, en español) del famoso escritor nipón Koji Suzuki, está  considerado un éxito de ventas en Japón, aunque ninguna editorial lo ha publicado aún.




La novela corta cuenta una historia de terror psicológico que transcurre entre las cuatro paredes de un pequeño baño japonés y dura exactamente 88 centímetros de papel, por lo que en cada rollo se repite 34 veces, y cuesta 210 yenes (1,6 euros; 2,2 dólares).


En Japón se ha convertido en una tradición aprovechar el tiempo dedicado al baño y dedicarlo a otros pasatiempos, por lo que empresas como Hayashi Paper, encargada de distribuir Drop en este novedoso soporte, venden desde hace tiempo rollos con historietas manga o sobre temas educativos.


El ejemplo de Drop, que se vende tanto en las secciones de productos del hogar de supermercados como en librerías o internet, podría extenderse, aunque el portavoz de Hayashi Paper confesó que una de las razones es la popularidad de Suzuki.

El escritor es muy conocido en Japón por sus novelas de terror y ha trascendido las fronteras del país asiático con su novela Ring, posteriormente adaptada al cine por Hollywood.


Suzuki acordó con Hayashi Paper escribir una novela de 2.000 palabras para que fuese leída en el baño, ya que en su opinión en algunas ocasiones es un lugar que inspira terror por ser húmedo, oscuro y sucio.

Al menos con esta novela no será necesario llevarse el libro al baño. Lo que no especifica la noticia es si la tinta destiñe, eso si, el papel es 100% reciclado.
 De ser un producto denostado y vendido discretamente en la trastienda, el papel higiénico se ha convertido en el protagonista de pasarelas de moda, obras de arte y delicados trabajos de papiroflexia. Artistas plásticos de renombre como Christo, Anastassia Elias o Yuken Teruya han utilizado papel higiénico como material para sus trabajos. En el terreno de la moda, es célebre el certamen Cheap Chic Weddings Toilet Paper Wedding Dress Contest, que cada año reúne en Estados Unidos a las más originales propuestas de vestidos nupciales confeccionados con papel higiénico.
El papel higiénico tal cual lo conocemos hoy en día ha experimentado un gran desarrollo a lo largo de los cerca de 140 años que han transcurrido desde su invención. A la doble capa del papel (incorporada en 1942) se suman tecnologías punteras que tratan de mejorar la suavidad. La última innovación del producto supone incorporar lociónes de karité, un fruto natural con reconocidas propiedades cosméticas.


Una última curiosidad...
¿El papel higiénico debe colocarse de la forma “A” o “B”?.



Rollo de papel higiénico y escultura

 Algo tan humilde como un rollo de papel higiénico puede convertirse en la escultura más sofisticada. Y si no me crees, mira lo que ha conseguido la diseñadora japonesa Yukan Teruya. Con delicadas perforaciones en forma de ramitas y hojas en varios rollos de cartón, ha creado un bosque en miniatura que se puede colgar del techo o decorar una pared. 



Anastassia Elias es una artista francesa que ha hecho del reciclaje todo un arte.
Aprovechando los tubos de un rollo de cocina o de papel higiénico es capaz de crear con ellos auténticas piezas maestras.
Para crearlos hace pequeños recortes de papel que después pega en el interior del rollo utilizando unas pinzas. Utiliza papel del mismo color que el rodillo. Le da la ilusión de que las figuras de papel son parte del mismo. Necesita un par de horas y mucha paciencia para lograr terminar cada pieza.







No hay comentarios:

Publicar un comentario