jueves, 17 de octubre de 2013

Escucha mi voz, Susana Tamaro



He llegado a la conclusión, que cuando una vida se ha roto no se puede recomponer, sólo se puede fingir, se puede poner cola a los fragmentos, pero será siempre una reparación aparente. 

Rota, quiere decir que dentro de ti existen dos, tres o cuatro partes que ya no se pueden recomponer, y que para vivir, deberás intentar juntar las piezas sin que se oigan los chirridos que producen dentro de ti… los lamentos de la resignación.



Qué tristeza, Luis Miguel

Qué tristeza
Vivimos tanto tiempo
En el mismo techo
Hablamos diariamente
El mismo idioma
Sin darnos cuenta
Que jamás nos entendimos

Qué tristeza
Que todo nuestro amor
Se haya perdido
Pues no dejamos
Nada construido
Por lo contrario
Terminamos ofendidos

Que tristeza
Si un día
Nuestras bocas se buscaron
Y nuestros cuerpos se necesitaron
Mas todo era
Resultado de un deseo

Qué tristeza
Agotamos todas las conversaciones
Sin lograr salvar algunas ilusiones
Qué tristeza
Qué tristeza
Que lo nuestro terminó

Se deja de querer, José Ángel Buesa







Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer.
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.
Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, al recogerlo, se evapore también.

Se deja de querer, y es como un viaje
destinado a la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa,
y que el viento deshoje la flor en el mantel.
Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer, y es como un libro
que, aún abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.
Se deja de querer y no se sabe
por qué se deja de querer”...


Las aceras de asfalto son las más ecológicas



Al construir un camino o pavimentarlo se debe tener en consideración diversos aspectos como el costo y el mantenimiento. En últimos años también se la ha dado importancia a otros factores en la construcción como la emisión de CO2. Mientras menos CO2 libere el uso de un material, será menos dañino para el ambiente.

La Universidad Autónoma de Barcelona realizó un estudio donde comparó los tres materiales más usados en la construcción de caminos y carreteras. Comparó el granito, el hormigón y el asfalto desde que son extraídos hasta que se termina la construcción del camino. El ganador fue el asfalto al producir menos cantidad de CO2 que los otros materiales.


Aunque dura menos que otros materiales, el asfalto es el material más respetuoso con el medio ambiente, según un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con la Politécnica y con la empresa Inèdit. El asfalto dura 15 años, pero genera un escaso consumo de energía y de emisiones de CO2 durante su vida, revela la investigación.


Para reducir el consumo de energía fósil y de emisiones de CO2 asociados al transporte urbano, en la planificación urbanística se suele poner mucho énfasis en promover los desplazamientos a pie, mediante la construcción de pavimentos adecuados, tanto desde el punto de vista técnico como económico y estético. 

Pero la construcción de estos pavimentos y su mantenimiento producen importantes consumos energéticos y gases de efecto invernadero que deben tenerse en cuenta en los balances ambientales asociados al fomento de la movilidad sostenible. 

Un equipo de investigadores de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en colaboración con la empresa spin off de la UAB Inèdit y la Universidad Politécnica de Cataluña, ha añadido el estudio ambiental del ciclo de vida de los materiales de estos pavimentos para que el proceso de diseño sea realmente completo, si se pretende minimizar el impacto ambiental. El artículo ha sido publicado en Transportation Research y resumido por SINC. 

Los científicos han analizado tres tipos de materiales utilizados ampliamente en la construcción de aceras: losas de granito, hormigón y asfalto. Han hecho un inventario de la aportación a la emisión de gases de efecto invernadero a lo largo del ciclo de vida completo de estos tres materiales, a partir de la energía consumida en todo el proceso de producción, transporte, construcción y mantenimiento.

Para ello han contabilizado el impacto desde el momento de la fabricación de las losas, ya sea a partir de agregados en el caso del cemento del hormigón, o a partir del petróleo en el caso del asfalto; o desde la extracción y el procesado de la roca en el caso del granito; pasando por todo el período de transporte y colocación, así como por las sucesivas sustituciones de la capa más superficial del pavimento por mantenimiento y reparaciones; hasta la deconstrucción final de la acera. 

Mientras el promedio de la vida útil del pavimento de granito y de hormigón está entre los 20 y los 45 años respectivamente, en el caso del asfalto está en tan sólo 15 años. Los investigadores han incorporado 9 escenarios de variabilidad de la vida útil para determinar cuál es el mejor pavimento, por qué y en qué condiciones. 

Los resultados indican que la durabilidad de cada diseño tiene un papel fundamental en reducir la demanda total de energía y emisiones de CO2 de las aceras, pudiendo alcanzar reducciones del impacto ambiental de más del 60% en todos los casos. 

Cuando se comparan diferentes diseños constructivos, las ganancias ambientales vienen determinadas por el tipo de materiales utilizados más que por la durabilidad de los pavimentos. 

En términos de contribución al calentamiento global, medida según una magnitud que los científicos llaman potencial de calentamiento global (Global Warming Potential o GWP), el estudio indica, para un período de análisis de 45 años, que las aceras de asfalto con una durabilidad de 15 años son la mejor solución para reducir las emisiones totales de CO2. 

Éstas emiten un 2,2% menos CO2 que las aceras de hormigón con una durabilidad de 35 años y un 22% menos CO2 que las aceras de granito de 45 años de durabilidad, aún suponiendo que las aceras de asfalto tienen dos veces más operaciones de mantenimiento y reparación. 

Sólo cuando se prevé que la duración del pavimento de hormigón supere los 35 años, ésta es la solución más respetuosa con el medio ambiente. El granito, en cambio, debería durar mucho más de 45 años para reducir las emisiones asociadas a las aceras de asfalto y hormigón.


Fuente:
http://www.tendencias21.nethttp://www.bunkerblog.com.mx