Sensaciones: Pensamientos

Avanzo con paso incierto sobre la gravilla del parque. Un aire otoñal me acaricia dulzón las mejillas. Me gusta ese aire caliente del mes de noviembre. Despierta en mí una agradable sensación de libertad. Me hace sentir vivo.
Las manos viajan en el bolsillo, nunca se muy bien que debo hacer con ellas, sobre todo cuando otras personas comparten mi espacio.
Mis ojos realizan un recorrido incontrolado desde la punta de mis zapatos hasta un punto indescriptible del horizonte, para luego y de forma mansa volver a prestar atención a la parte delantera de mis pies. En el transcurso de ese recorrido, disfruto del color verde de los árboles, que se muestra ante mí en varias tonalidades. Matices en los que me sorprendo, ya que no he reparado en ellos con anterioridad. El ocre viste las hojas de los árboles. Siento risas de niños y notas desgarradas de cuerdas de una vieja guitarra que un joven imberbe se empeña en convertir en música… 
Sonrío de forma desenfadada mientras entrego un saludo a la pareja casi octogenaria que se cruza en mi camino.
Busco en el bolsillo de la cazadora. Extraigo el móvil que desde hace tiempo se ha convertido en mi compañero de viaje inseparable. Pongo música y ajusto los cascos en mis orejas. Una canción envuelve mi pensamiento con su melodía, me abstrae del resto del mundo… Es esa canción, que cuando la escucho, llena mi mente de instantes vividos… Momentos en los que me recuerda a una sola persona…, ella.
Escuchando esa música vuela mi imaginación. Me envuelven los recuerdos. Revivo el instante, en el que por vez primera nos miramos a los ojos. Con su mirada azul me acarició sin pretenderlo.., y luego… Luego vino el beso. Ese beso que comenzó a forjarse en nuestra mirada, mientras un hormigueo recorre juguetón nuestro estómago, para luego descansar esa mirada en cualquier otro sitio evitando con ello sentirnos turbados…
Puedo oír su risa y ello me hace creer en los milagros. Siento su abrazo y puedo volar...  Caigo en sus redes y me convierto en su esclavo, aunque ella siempre me hace sentir importante.
Como ese beso hubo un centenar de ellos mas, besos que antes de llegar a nuestros labios, siempre han muerto ahogados en el pesar de la distancia.
Hubo un día, que nuestra mirada fue mas intensa. Las distancias se acortaron y nuestros labios por fin…, sellaron con un roce un pacto silencioso de amor eterno. 
En ese momento, con la intimidad de su boca.., sentí algo derretirse dentro de mí, algo que se semeja al placer y al dolor de una forma exquisita. Ese gesto dispara dentro de mí, todo el deseo,  mis sueños y la angustia dulce de sentirla mía. En aquel beso, salieron a la luz todos mis secretos que descansaban de forma profunda en mi corazón. De repente todo se trasformó, todo cobró sentido en mi vida.
El alocado avance de un niño con su bicicleta paraliza mis reflexiones ensoñadoras. Doy un pequeño salto, para abandonar su trayectoria acosadora. De nuevo sonrío mientras me encojo de hombros…
Retiro los cascos de mis orejas. Guardo el móvil, a la vez que la música cautivadora deja de sonar. 
La mirada vuelve a viajar hasta el verde horizonte, sin darme cuenta estoy observando la puntera de mis zapatos…
Jp.Torga              

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